Como saben, me gusta escribirles de diferentes temas siempre con mi experiencia como bandera. Y hoy quiero hablarte de las lesiones y como estas pueden afectar al proceso de una preparación deportiva. Algo que por desgracia ya he vivido en varias ocasiones.
Por adentrarles en el tema, sufrí en mi preparación para el Campeonato del Mundo IFBB 2007 una rotura parcial del pectoral mayor. Una lesión que no tenía arreglo, y que de algún modo ponía fin a mi prometedora carrera deportiva, ya que mi gran arma competitiva era la simetría y proporciones de mi físico. Luego vinieron otras lesiones como la rotura del telón de Aquiles, aunque esa primera en el pectoral es la que ha marcado el devenir de mi vida deportiva.
En cualquier deporte lesionarse es común, normal, forma parte del juego y ningún deportista está exento de correr esos riesgos. Evidentemente con una ejecución correcta de los ejercicios, con una buena alimentación y con la asesoría de un buen profesional podremos reducirlos, pero no conozco a ningún entrenador de ninguna modalidad que pueda asegurarte que “no te lesionarás”.
En esos deportes, una lesión tiene un proceso que viene marcada por la ausencia de actividad física durante un tiempo y posteriores sesiones de rehabilitación y vuelta la vida normal, en muchas de las lesiones más comunes de cada deporte.
El nuestro, el bodybuilding, tiene un hándicap añadido. Porque no solo se trata de recuperarte de una lesión mecánicamente sino además que estéticamente no se vea alterado el físico o distribución corporal que tanto nos ha costado lograr.
Justo eso me pasó a mí, y justo tras conseguir ser internacional en el Mundial de 2006, me volqué de lleno a otra preparación más exigente de cara a la temporada siguiente. Mi vida era 100% bodybuilding. Vivía por y para este deporte. Pero ese día de marzo en el que el “press de banca” se cruzó en mi carrera, me di cuenta que toda mi vida deportiva se desmoronaría.

Y ahí viene mi mensaje de hoy, a la hora de afrontar una lesión. La primera cuestión a tener en cuenta es que nos tenemos que poner en manos de profesionales en tratamiento de lesiones. Los fisioterapeutas están formados para ello y serán nuestros mejores aliados. Pero además debemos asumir que una lesión forma parte del proceso de desarrollo deportivo y que nada se acaba o se detiene tras una lesión.
En esos momentos la técnica es sencilla, centrarnos de lleno en superar con garantías la recuperación y proceso de rehabilitación. Algo que nos demandará aparcar por un tiempo nuestro objetivo deportivo que teníamos en mente. Simplemente porque los objetivos deben ser secuenciales y progresivos. Soñar con competir cuando estás lesionado es absurdo, ya que el objetivo principal es superar el proceso de rehabilitación con éxito. Y una vez logrado avanzar al siguiente paso.
En mi caso cometí el error de pensar que tras esa rotura mi sueño deportivo llegaba a su fin. Y así fue, durante 9 años, en los que no volví a sentirme culturista en total sintonía con el deporte que tanto amaba, pero resulta que por circunstancias de mi vida volví sin aspiraciones a nada a la competición, y aquí me tienen ahora en el circuito profesional compitiendo con los mejores físicos del planeta. Primero soñé con volver a entrenar con normalidad, luego en poder llegar a competir en algún evento a mi altura, y luego llegaron los éxitos nacionales e internacionales para culminar con mi estatus de profesional. ¿Soñaba yo con esto último tras la lesión? No, para nada, soñaba con volver a entrenar sin dolor.
La clave no es más que ordenar los objetivos. No podemos soñar con ser profesional, si antes no hemos soñado con ganar un internacional, y antes haber soñado con ser un referente nacional, y mucho antes soñar con poder entrenar con garantías. Simplemente hay que ordenar esos objetivos, y cuando nos lesionamos de gravedad, el primer paso y primer sueño debe ser la recuperación, y el resto de objetivos ya no importa. Luego vendrán los siguientes y lucharás por ellos con nuevas herramientas, pero siempre paso a paso.
Lo repito constantemente pero no debemos olvidar que se trata de soñar con sueños posibles, porque los imposibles llegarán cuando no te los esperes.